LA TRAMPA DEL MONITORIO
Muchas veces me encuentro con personas que se ven atrapadas dentro
de un monitorio y no saben qué hacer. Alguien les ha hablado de sus virtudes,
pero no de sus defectos.
Si en algún momento se os pasa
por la cabeza u os propone un abogado o asesor demandar a alguien a través del
proceso monitorio, debéis tener muy en cuenta algunas cuestiones que vamos a
analizar a continuación.
En principio, este proceso
se presenta como una alternativa muy
atractiva para el demandante por varias razones. Entre ellas cabe destacar la
agilidad que se le presupone y que puede ser presentado
directamente por el interesado sin valerse de abogado y procurador. Esta
última razón es muy atractiva por el ahorro que, en un primer momento,
puede suponer para el acreedor.
Como reza el articularlo 812.1 de
la Ley de Enjuiciamiento Civil ( en adelante L.E.C.)," Podrá acudir al proceso monitorio quien pretenda de
otro el pago de deuda dineraria de cualquier importe, líquida, determinada,
vencida y exigible". es decir dicha deuda puede acreditarse
mediante factura, albarán, documentos aceptados por el deudor (con su firma,
sello, o cualquier señal) o aún no habiendo sido aceptados por el deudor,
cualquier documento de crédito o deuda.
Como estará pensando el lector,
esto no supone ningún problema y efectivamente es así. El primer artículo del
proceso monitorio, "invita" a todo acreedor, que pueda justificar su
relación con el deudor y la cantidad que este le debe, a acudir a este
procedimiento. Si además, como ya mencioné más arriba, el artículo 814 permite
iniciarlo al acreedor, todo son facilidades. Como observamos, tenemos
la puerta abierta de par en par y ya que estamos, solo nos queda señalar un domicilio
para requerir al deudor y vamos allá.
Pero a partir de aquí pueden
empezar los problemas. El juzgado competente es el de 1ª instancia del
domicilio o residencia del deudor (art. 813 L.E.C.) y si no es localizado o
tiene su domicilio o residencia en otro partido judicial, "el juez dictará auto
dando por terminado el proceso". ha transcurrido un tiempo (a
veces meses) y nos toca volver a empezar.
El segundo obstáculo y muy
frecuente es que el deudor se oponga y si esto ocurre, "el asunto se
resolverá definitivamente en juicio que corresponda" (art. 818 L.E.C.). Se
acabó el monitorio. La pregunta que nos debemos hacer es ¿sabemos al 100% que no se va a oponer?
Lo que esto conlleva, además, es
que para el más mínimo problema debemos ser asistidos por abogado, pues son
cuestiones complejas que solo saben plantear los profesionales.
En resumen, hay que tener muy,
pero que muy claro, tres cuestiones:
1ª) Nuestro documento es
indiscutible.
2ª) Conocemos, sin ninguna
duda, el domicilio o residencia del deudor.
3ª) Estamos seguros que el
deudor no se opondrá.
En caso de las más mínima duda, acudamos directamente a un verbal o
a un ordinario y no perdamos tiempo y dinero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario