domingo, 23 de marzo de 2014

LA TRAMPA DEL MONITORIO

Muchas veces me encuentro con personas que se ven atrapadas dentro de un monitorio y no saben qué hacer. Alguien les ha hablado de sus virtudes, pero no de sus defectos.
Si en algún momento se os pasa por la cabeza u os propone un abogado o asesor demandar a alguien a través del proceso monitorio, debéis tener muy en cuenta algunas cuestiones que vamos a analizar a continuación.

 En principio, este proceso se presenta como una alternativa muy atractiva para el demandante por varias razones. Entre ellas cabe destacar la agilidad que se le presupone y  que puede ser presentado directamente por el interesado sin valerse de abogado y procurador. Esta última razón es muy atractiva por el ahorro que, en un primer momento,  puede suponer para el acreedor.

Como reza el articularlo 812.1 de la Ley de Enjuiciamiento Civil ( en adelante L.E.C.)," Podrá acudir al proceso monitorio quien pretenda de otro el pago de deuda dineraria de cualquier importe, líquida, determinada, vencida y exigible". es decir dicha deuda puede acreditarse mediante factura, albarán, documentos aceptados por el deudor (con su firma, sello, o cualquier señal) o aún no habiendo sido aceptados por el deudor, cualquier documento de crédito o deuda.

Como estará pensando el lector, esto no supone ningún problema y efectivamente es así. El primer artículo del proceso monitorio, "invita" a todo acreedor, que pueda justificar su relación con el deudor y la cantidad que este le debe, a acudir a este procedimiento. Si además, como ya mencioné más arriba, el artículo 814 permite iniciarlo al acreedor, todo son  facilidades. Como observamos, tenemos la puerta abierta de par en par y ya que estamos, solo nos queda señalar un domicilio para requerir al deudor y vamos allá.

Pero a partir de aquí pueden empezar los problemas. El juzgado competente es el de 1ª instancia del domicilio o residencia del deudor (art. 813 L.E.C.) y si no es localizado o tiene su domicilio o residencia en otro partido judicial,  "el juez dictará auto dando por terminado el proceso". ha transcurrido un tiempo (a veces meses) y nos toca volver a empezar.

El segundo obstáculo y muy frecuente es que el deudor se oponga y si esto ocurre, "el asunto se resolverá definitivamente en juicio que corresponda" (art. 818 L.E.C.). Se acabó el monitorio. La pregunta que nos debemos hacer es ¿sabemos al 100% que no se va a oponer?

Lo que esto conlleva, además, es que para el más mínimo problema debemos ser asistidos por abogado, pues son cuestiones complejas que solo saben plantear los profesionales.

En resumen, hay que tener muy, pero que muy claro, tres cuestiones:
1ª) Nuestro documento es indiscutible.
2ª) Conocemos, sin ninguna duda, el domicilio o residencia del deudor.
3ª) Estamos seguros que el deudor no se opondrá.

En caso de las más mínima duda, acudamos directamente a un verbal o a un ordinario y no perdamos tiempo y dinero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario